EPILOGO A MODO DE
EPITAFIO.
Todo lo que he
contado hasta ahora termina en junio del
2012 y me propongo contar la historia en un pequeño libro titulado. A partir de ahí comienza el declive.
Expulsado de casa
con “lo puesto” desde marzo del 2012; menos mal que tenía algo de dinero, procedente de la herencia de mi padre sino me
veo tirado en la calle. Tengo que alquilar un piso, montarlo para recibir a mis hijos, comprar
todo lo necesario de una casa, desde
utensilios de cocina hasta ropa de casa, ropa de verano, etc. Todo. Gracias
a que tenía algo de dinero de la herencia de mi padre pude pagar todo eso y
sobrevivir un año. Hace un mes se me acabó el dinero, ya no puedo ni tan
siquiera mantener los gastos más imprescindibles. Te hago la cuenta. Gano 1400
€. Y los gastos son 608 de pensión. 400
€ de alquiler, otros 150 entre agua, luz, teléfono y gas. Me quedan 250 €. ¿Tu
que esperabas, milagros?. No, recuerdo cuando un día me dijiste que todo esto
me iba a estallas en la cara, tenías toda la razón, yo también lo sabía desde
el principio, y desde el principio preparé la solución.
Recuerdo, como estuviste el curso pasado
(2011-2012) rogando a todos los profesores que tuvieran en cuenta la situación
de Clara, sus deficiencias, como lo importante era la felicidad de la niña que
estaba pasando una situación muy difícil como consecuencia del divorcio, como
argumentabas en el juicio de las medidas preliminares que tú eras la única
persona que la podías ayudar en esa asignatura ya que yo no sabía inglés. Pues
bien, este curso, en que ya no había disculpa, suspendió el inglés. Me temo un
tremendo desastres de ahora en adelante con nuestros hijos, tú me has quitado
las posibilidades de supervivencia, las posibilidades de ayudarle. Lo sabias de
ante mano, no me culpo. Tu ambición tu avaricia ha roto, o romperá el futuro de
nuestros hijos. Haya tú, con tus
calenturas románticas o de coño y la responsabilidad de que estos niños puedan
tener una vida con cariño y un educación
sentimental mejor que la tuya, con un padre alcohólico que murió de cirrosis y
una educación casi mafiosa.
Cuando en el mes de junio de este año,
me encontré por primera vez el límite de la supervivencia, decidí quitarme la
vida delante de los juzgados, con toda la documentación encima para que no
hubiera duda de cuales eran mis motivos. La horrorosa pena de dejar a mis hijos
me bloqueaba. Pasaban por mi cabeza todos los acontecimientos de este último
año mientras caminaba de arriba para abajo, durante hora y media, por delante de los juzgados de León. Vi salir
a José Enrique Gracia Presa, el juez de mi divorcio, y me acerqué a él. Le
llamé sinvergüenza. Se paró y me
preguntó por qué le llamaba
“sinvergüenza”. Le conté que “me ha arruinado la vida con una sentencia de
divorcio llena de irregularidades, porqué ha cometido prevaricación junto con
Avelino Fierro, fiscal del menor de León”. Inmediatamente se acordó de lo que
estaba hablando aunque había pasado más de un año. Me recomendó que pensara en
mis hijos y, la verdad, me tranquilizó pero cuando le indiqué que había mandado
mi libro “Vivir acosado” en el que narraba todos los hechos a todos los diputados, me invitó a ir con él al juzgado ¿para qué?
Después lo supe.
Como si fuera un día elegido por el
destino, como si ese calor del mediodía leones se hubiera conjurado con mi
historia reciente, a pesar de la tensión acumulada por la conversación con el
Juez José enrique García Presa, empecé a sentirme relajado, tranquilo, con la
confusión por mi destino sin salida, pensando en Javier y en Clara y que la
próxima semana les tendría conmigo durante 20 días. Me paso en una cafetería
cercana la juzgado, eran la 12:30 de la mañana, y me encuentro con el fiscal
Avelino Fierro, el que había hablado con el juez a instancia de una amiga de mi
ex que le conocía. A Avelino le conozco desde hace unos quince años. Nos
conocimos en una fiesta en la casa de un amigo común, en el pueblo donde mi ex compró la suya, a su
nombre, pero que hemos ido pagando entre los dos. Después nos hemos encontrado en contadas ocasiones,
pero nos controlábamos y nos saludábamos, yo a él por ser fiscal y el a mí por
mi periodo de militancia en la izquierda de esta provincia. Le conté lo mismo
que al juez, que había intervenido en una sentencia de divorcio a petición de
su amiga y que tenía pruebas de esa intervención que eso era una prevaricación;
también que había mandado una copia de ese libro a todos los miembros del Congreso de los diputados. Nos despedimos
amigablemente y regresó rápidamente a la sede de los juzgados, al igual que el
juez. Cogí un taxi y regrese a casa.
Comí con un buen vaso de vino y me puse
a dormir la siesta. Desconecté teléfonos y me propuse no hacer caso a ninguna
llamada. Estaba emocionalmente agotado, era como si hubiera
pasado una apisonadora por mis sentimientos y me encontraba aplastado al borde de una carretera infinita
que no llevaba a ninguna parte. Dormí, dormí horas. Cuando desperté volví a
conectar los teléfonos. No paso ni media hora cuando sonó el fijo, le cogí. Era
una llamada de la comisaría en la que me pedía que fuese a hacer una
declaración porque tenía una denuncia, les comenté que no tenía coche y que
tardaría algo más de media hora. Me propusieron que si quería venían a buscarme. No tardaron ni cinco
minutos. Mientras tanto mandé desde el móvil un mensaje a mi página de Facebook
diciendo que me venían a detener por la publicación de “Vivir acosado”
Unos días más tarde un vecino me comentó
que había visto a unos individuos merodeando por la calle, que se comportaban
de forma extraña y que estuvo a punto de llamar a la policía. Ellos eran la policía de paisano con orden de
detenerme. Habían estado allí desde las cuatro de la tarde.
Durante el viaje me preguntaron por qué
era la detención y les conté los encuentros de la mañana. No me esposaron. Les conté lo del
blogger “Vivir acosado”, comentándome
que haría la declaración y quedaría libre. .
En la comisaría me comunicaron que tenía
una denuncia de José Enrique G. P. y de Avelino F. por atentado en contra de la
autoridad. Llamarón a un abogado de oficio e hice la declaración y hacia las
diez de la noche pasé al calabozo. Más tarde me enteré que varios amigos de mi
página y que habían leído el mensaje se acercaron a la comisaría interesándose
por mí. Gracias.
Pasé la noche en los calabozos de la
Comisaria de León. El trato de los funcionarios con los que tuve que tratar fue
exquisito. Las instalaciones repugnantes. La falta de higiene es delictiva.
Al día siguiente mi ficharon y me
llevaron hasta el juez de guardia, fue la única vez que me esposaron porque les
obligaba el protocolo, casi pidiéndome disculpas…
En el juzgado tuve que esperar un cierto
tiempo a que pudiera pasar al juzgado de guardia, era sábado. Durante esa
espera apareció por allí Avelino F. el mismo fiscal que me había denunciado por
hablar con el reprochándole su intervención en mi caso. Como éramos conocidos
desde hace mucho tiempo, nos dimos la mano. Yo esposado y él no ¿Quién había
cometido una delito?. Pasé ante la jueza que nada mas de recibirme pasó a una
sala conjunta a hablar con Avelino, estuvo hablando unos diez minutos con
Avelino
Mi abogada leyó las acusaciones de la denuncia y me
comentó que eran iguales a mi declaración, que nunca había visto que demanda y
declaración coincidieran de esa manera, ironizó diciendo que ni que nos
hubiéramos puesto de acuerdo. La única diferencia es que José Enrique G.P.
había declarado que sintió miedo.
Me impusieron una orden de alejamiento de 500 mtrs
de ambos y del juzgado (a no ser sea citado, claro).
Unos días más tarde recibo una notificación de la
policía municipal de San Andrés para que me presente el día 2 de Julio a las 12
de la mañana en el juzgado con un abogado. Me presento y me entregan la demanda
presentada por mi ex y me dicen que si estoy de acuerdo con ella, como en la
demanda hablan del blogger “Vivir Acosado”, pero con el título equivocado y de
unos post en Facebook (Y mira que no pongo) pero
no sabía de qué post se trataba dije que no podía decir nada. Me entregaron una
carpeta con algunos de los post míos, otros no. Había también un pen driver que
no me enseñaron lo que contenía. Yo lo
único que declaré es que lo que ponía era bajo mi nombre Carlos Gargón y que
solo tenía una cuenta de correo electrónico, carlos1948@gmail.com y que lo que
ponía en mis post eran mi opinión dirigida a mis amigos. No sé más de ese tema.
El contenido de la demanda no tiene desperdicio.
Ademas de quien, de que tenemos dos hijos y la situación en la que estamos.
1.- Que recibió un correo electrónico con un enlace
al blogger en el que aparecen “acusaciones intimatorias”, “vejaciones” y
“descréditos”. ¿Qué es una acusación intimidatoria?, o es acusación o
intimidación. ¿Volvemos a las demagogias, a las falacias?. ¿Vejaciones?, ¿Cuántas por tu parte?. Muchas han quedado en tu y yo, pero en otras hay
testigos: cuando unos días antes (tres) de que muriera mi padre me pusiste una denuncia
por violencia de género, ahí está la demanda y la fecha de defunción de mi padre
y más grave aún, habiendo estado hablando con el medico esa misma mañana. Cuando salí de casa y tiraste una parte de mi ropa (la otra no me
la devolviste aun) en el pasillo, y tuve
que salir a comprar una maleta y unas cajas de cartón para poder llevarla.
¿Descréditos? ¿Cuándo copio textualmente
parte de lo que me caía en el control parental y tus conversaciones con Marta
C., Carlos R., etc. , cuando cuento lo de los consoladores, hay están las
facturas. En mi carta pública, no cuento
nada, que no sean mis sentimientos, que no esté documentado.
Dices que aparecen fotos de nuestros hijos, del juez
José Enrique G.P. y del fiscal Avelino F.
Por partes, No son tus hijos, son nuestros hijos, y
las fotos no son actuales, son de cuando eran muy pequeños. Y sigo teniendo la
patria potestad. Respecto a los juristas son fotos públicas, sacadas de sus
respectivas publicidades que están en google.
Dices que lo que cuento es producto de mi
imaginación. Me remito a que todo está documentado y lo que cuento de
Villamandos hay tantos testigos, Javier P., Noelia, Jacinto P. Manolo, etc. que
saben que es verdad. No dijo Manolo, el director del C.P. Antonio Valbuena,
testigo tuyo, que yo era el que preparaba las tareas a Clara, No dijo tu amiga,
la que se comprometido a decir que yo era un alcohólico que nunca me había
visto indispuesto, ni con olor a licores, etc.
LO QUE ES PRODUCTO DE TU IMAGINACION SON TUS DENUNCIAS. En otros ámbitos
las denuncias falsas tienen condena, en ámbito de la supuesta, violencia
familiar, no.
Dices que lo que he escrito te hace mucho daño y tu
psicólogo te ha recomendado no leerlo. Espero que él sí lo haya leído. Le
ayudará en tú terapia. Por otra parte,
si a ti te “hace mucho daño” leerlo, te imaginas el daño que me ha hecho a mi
vivirlo. Recuerdo muchos momentos tristes y llenos de soledad. Cuantas veces,
paseando por la noche a nuestro perro se me caían las lágrimas. He llorado
contigo más que en el resto de mi vida.
Que otra amiga ha visto el blog y lo tiró a la
basura. Y que no das los datos de tus amigas porque tienen miedo. ¿De qué?. El
miedo es muy libre y le tiene el que ha hecho algo mal.
¿Desacreditando? ¿Cuándo hago comentarios de “mi ex”
con mis “amigos” en cualquier post de Facebook , te estoy desacreditando? Son
opiniones. ¿O es que en tu fascismo ya no puedo ni opinar?
Terminas diciendo que me tienes miedo. ¿Por qué? Te
he amenazado alguna vez. Alguna vez, alguien, me ha oído ni tan siquiera
vocearte. Y pides orden de alejamiento, por segunda vez. ¿Ahora no pides
protección? Como cuando se murió mi padre y me denunciaste por violencia de
género. ¿A que tienes miedo?¿Te he amenazado alguna vez?¿Mis cartas o correos
contienen alguna amenaza?¿Mis escritos al juzgado alguna mentira?. Ana R.C.
sigues tú “política” amparada por unas leyes injustas y por un juez, José
Enrique G.P. que desprecia pruebas sin haberlas mirado.
Mira Ana R.C., en el juzgado se puede mentir si
estas implicado, tan rocambolesca es nuestra ley, hecha para que corruptos y delincuentes
se libren, basta con un abogado astuto y sin escrúpulos, como los que elegiste.
Pero a mí no me vale, prefiero “otra justicia”.
El mismo día 2 tenía a los niños durante 20 días,
primera “entrega” de vacaciones. A Clara había que llevarla a clase de inglés,
entraba a las nueve de la mañana. El primer día fuimos los tres y Javier y yo
nos pasamos la hora de clase paseando por las calles y hablando de sus
problemas, los que tiene como chavalillo de 12 años con los compañeros, con los
amigos, de la amiga, un poco más que amiga que había conocido en el campamento.
Las calles de León estaban casi vacías, esta es una ciudad que no madruga, y el
frescor de la mañana invitaba a deambular. Compramos un periódico y lo hojeamos
juntos, salpicándolo de comentarios, me asombraron sus opiniones. El resto de
los días, Javier se quedó en casa. Esto suponía es coger un taxi para subir y
bajar lo que suponía 15 € a mayores del precio de las clases y esa cantidad era
importante para mi precaria economía diaria.
Con Clara, además de las clases de Ingles, había que
reforzar lengua y matemáticas (polinomios y análisis sintácticos), se lo
preparaba en el portátil, todos los días diez polinomios y diez frases. No
tenía ganas de estudiar. A Javier le deje moldear plastilina y le aficioné a
escribir; le hable de los sentimientos, de las sensaciones, de la observación,
de la memoria de lo que sucede y como describirlo. A los pocos días de estar
contigo me llamó porque no le dejabas escribir por la noche. No digo nada.
A última hora del día, cuando el calor hacia
soportable el pasear, salíamos a dar un paseo por el pueblo, nos encontrábamos
con Fernando, Jamín, Roberto… mis amigos de Trobajo. Por fin podía estar con
ellos para que comprobaran que eran personas normales y no lo que tú les habías
contado. Hablábamos todos juntos, nosotros tenemos conversaciones, no
conversaciones de “mayores” que apartan a los niños del dialogo. Regresábamos a
casa a las once u once y media. Clara se iba a la cama y Javier se quedaba un
rato viendo la tele. Esas fueron nuestras vacaciones, este año no teníamos
dinero para hacer otra cosa.
Ese mes no te pagué la pensión. No pude, aunque
pienso que si ellos están conmigo y yo pago alquiler me la deberías haber
pasado tu a mí, es lo justo, ya que es una pensión por alimentos de los niños y
por vivienda. Digo yo. Pero la Ley no es justa y mucho menos el juez de familia
de León.
Cuando se marcharon yo sabía que era la última vez
que les iba a ver. Les acompañé hasta la puerta. Me despedí de ellos serenamente,
sabiendo que era la última vez que les iba a ver. Mi precaria situación
económica (en parte por deudas anteriores a la separación), las dos demandas,
la tuya y la del Juez por la que puedo terminar en la cárcel y que no tengo
forma de resolver ya que yo no te puedo reclamar nada porqué tú te llevaste de
casa , antes de la separación, todos los documentos (la venta de mi piso
anterior, reparaciones hechas en tú casa de Villamandos, facturas de la caldera
y el casett de Leña, etc. ) todo indicaba que me prohibirían estar con ellos,
como ha pasado a muchos padres.
Cuando regresé al piso rompí a llorar. Me serené con
una ducha de agua fría, caminé campo a través hasta el campo de aviación, me
senté y vi el atardecer. Regresé ya de
noche con una pequeña luna menguante.
Me he sumido en el más absoluto silencio, porqué
deseo, que a partir de ahora todo sea SILENCIO.
“Y SI ALGUIEN
DICE QUE DIOS HARÁ JUSTICIA CON LOS QUE ESTÁN ABAJO, HAY QUE ROMPERLE LA CABEZA
CONTRA LAS PIEDRAS DE LA CALLE HASTA QUE MUERA”
(Bertolt
Brecht )