EL ÚLTIMO VERANO
Ese fue el veranos de las
“calefacciones “. Se había estropeado el invierno anterior la caldera de Villamandos. Hubo que cambiar
el hogar, los inyectores y parte de la instalación del gasoil. ¿Qué pagaste tú
de todo eso? . Era tu casa. Fueron 1.800€ que pague yo. ¿Te acuerdas o el uso
de tu “tabaco También, compré un casett
de leña para la sala de Villamandos, tu casa. ¿Quién hizo la modificación de la
antigua chimenea para instalar el nuevo casett? ¿Algún albañil que tú pagaste?
No, lo hice yo aunque era tu casa. ¿Pagaste tú el casett y los complementos
para la instalación de la chimenea? No y Javier Prada y yo hicimos la
instalación ya entrado el otoño y de paso pagué todo. Ni tan siquiera limpiaste
la sala después de la obra.
VACACIONES EN FRANCIA
Al final de las vacaciones,
en agosto, fuimos al Midi Frances con
Fernando, Socorro y su hija Carmen, una zona llena de tranquilidad, gran
productora de vino, preciosos y serenos paisajes llenos de parras perfectamente
cuidadas y con ese canal soñado por Carlo Magno, construido en el siglo XVIII con la ayuda del
dinero de Luis XIV y el esfuerzo de
12.000 obreros. Visitamos Carcassonne, Marsella, hablamos de los cátaros, de
los templarios y viajamos por el canal.
En la frontera había bastante policía que estaba parando y registrando a
muchos vehículos. A nosotros no, menos mal. Un par de días después de llegar
a la residencia, a la hora de la cena, tú sacaste el envase donde guardabas tu hachís
y te hiciste un porro. ¿Ya no aguantabas más? ¿Te das cuenta que hubiera
pasado si en la frontera nos paran y te lo encuentran, viajando con nuestros
hijos? Fernando y Socorro se acuerdan y siguen asombrados. A ESTAS VACIONES TAMBIEN INVITÉ YO.
VIDA COTIDIANA EN EL FINALES
2011.
Al regresar de las
vacaciones de Francia nos enfrentamos de nuevo a la “vida cotidiana”. Los niños
empezaban curso. Me preocupaba sobretodo Clara, iba por primera vez al
Instituto. Unos días antes de que comenzara el curso – Javier ya tenía clase –
Clara y yo acompañados por el antiguo director, Maximino Barthe (otro de esos “despreciables”
amigos míos de la Cofradía de Genarín) fuimos a conocer el Instituto. Dimos una
vuelta por él y nos presentó al nuevo director, Antonio Perandones, a la
profesora de apoyo, Rosa, a la que conocía por una antigua militancia en el
Partido Comunista, y a todos los profesionales que tendrían que atender a Clara
en los diferentes aspectos de su vida en el Instituto. Tú, como trabajabas, no
podías “perder” una hora en tu “imprescindibles trabajo” como administrativa en
un departamento de la Universidad. ¿Ya?
Después, Con la cercanía de las
acciones judiciales, ibas a todas las reuniones y presentabas a los profesores
como testigos para que dijerán que estabas muy preocupada.
A la vuelta de Francia,
Marino estaba hospitalizado. Treinta y cinco días con una neumonía complicada.
Desde la diez de la mañana hasta las
seis de la tarde le acompañaba en San Juan de Dios una señora que había
contratado para que estuviera con él, ya que yo no podía, tenía que hacer las
labores de la casa y atender a los niños,
tu no colaboraste nada. De los treinta y cinco días fuiste a verle tres. A las
seis o siete de la tarde, una vez orientadas las tareas de Clara y Javier, me iba al hospital hasta las nueve para estar con él. Los días que Javier tenía actividades
extraescolares llegaba un poco más tarde porque también le tenía que llevar y
traer aunque tú estuvieras en casa. Llegaba a casa a las diez de la noche,
algunos días estabais cenando y otros tenían que preparar la cena yo porque los niños no
habían terminado su tarea. Recogía la cocina, la limpiaba, sacaba a Zeta,
estaba en la corrala un rato con mis amigos, regresaba. Tú después de un “porrín” dormitabas delante
del televisor. Me iba al estudio e imprimía
las tareas de Clara para que las llevara a clase al día siguiente. Lo pase muy mal.
En este recuerdo solo me queda darte las
gracias por tú “solidaridad”, se te estaba cayendo la “mascara”.
A mi padre le dieron de
alta a finales de Septiembre y todo volvió a ser “más normal”, le visitaba en
la residencia dos o tres veces por semana, algunos días me acompañaba Javier,
si había terminado las tares a las siete de la tarde. Le encantaba el abuelo.
Tú seguías con tu vida de
“independiente”
A principios de octubre
llegó a León un poeta murciano, Antonio Marín Albate, a leer poemas suyos en el
club de poesía LETEO, le habías conocido hace mucho tiempo. Fuiste a oírle y regresaste
con un varios libros suyos y de sus compañeros de recital. Quedaste con él.
Llegaste a casa del recital excitadísima, te arreglaste a conciencia y paciente
esperaste su llamada telefónica. No se produjo. Defraudada insististe al día
siguiente llamándole varias veces, no respondió.
Unos días más tarde me
“cae” en el “control parental” una conversación por correo electrónico con él:
·
A pesar de todo, tenías
otras “preocupaciones, seguías con tú “rollito” con Carlos Rivas (el argentino teatrero
y autor del relato del que hable hace unas páginas). Estabas muy preocupada por
perder su contacto. Copio parte del chat
que mantenías con él. Por lo visto, tú escribiste otro relato sobre vuestro
encuentro y se lo habías enviado. No le conozco. ¿Pero lo harías en horas de
trabajo, en la universidad?
20 de septiembre de 2011
Ana
Robleso Me has bloqueado la amistad?
8 de octubre de 2011
Ana Robles
o Creo que mi "relato" te ha caído mal. Si tuviera oportunidad, te aclararía algo más. No hay nada que temer, al menos por mi parte. Por la tuya, tú sabrás. Si no quieres continuar en contacto, por favor, dímelo. Un abrazo
3 de noviembre de 2011
Carlos está escribiendo...
Algo se enfriaba.
Pero tú sigues buscando.una hora después, a la 1: 22 o así. Estábamos por el barrio húmedo cogiendo “humedad”, ya te imaginas. Me acosté a las 3 y me levanté a las 6:45. Así, hasta ahora mismo. Curiosamente no tengo sueño. Y… se acabaron mis vacaciones, mañana a currar.
Bueno, no te quiero dar más el coñazo. Ya sabes dónde me tienes y si un día te apetece escribirme un e-mail, aquí te dejo mi dirección: amalbalate@yahoo.es
Un beso, Ana.
5 de octubre de 2011
Ana Robles Antonio, sentí el frustrado encuentro de la noche del sábado. Esperé media hora y me vino el sueño. Por la mañana vi tu mensaje .Puedo escribir los versos más tristes. Mi amigo-compañero-camarada Carlos se ha ido dejándome atónita, desolada, quebrada. He colgado las fotos haciéndole un pequeño homenaje.
Antonio Marín Ana, no sé si sirve de algo decir lo siento. En momentos así, las palabras no siven de mucho. Pero lo siento de veras, aunque de nada conociese a Carlos. Todo mi cariño y apoyo, para ti, en este duro momento en que la vida te ha golpeado tan injustamente.
¡OJO! EL CARLOS DEL MENSAJE NO SOY YO, es un amigo común que murió por esas fechas.
Yo, intentaba orientar el
curso de Clara: escaneando los libros para tenerlos en el ordenador y poder prepararla las tareas cotidianas,
pasando a Word sus ejercicios con antelación suficiente para que los tuviera en su portátil y trabajar
con ellos en la clase del instituto, buscando soluciones técnicas para que la
batería la durara las cinco horas de clase, etc. El resto del día como siempre.
Había una diferencia, Clara entraba al
Instituto a las ocho y media y el autobús la recogía a las ocho menos cuarto,
quedamos que la llevabas tú ya que tenías una hora de reducción de jornada por su
discapacidad y también te venía bien porqué así te quedabas en la cama “un rato
más”. Siempre te despertaba yo llamándote varias veces. Aunque durante el
primer trimestre en 16 ocasiones la tuve que llevar yo en autobús urbano o en
taxi porqué tú no te levantabas a tiempo. Las apuntaba en mi libreta roja y
varios taxistas de la parada de la Ventas
son testigos de lo que digo.
En el puente de San Froilán
te fuiste a Estella a visitar a Susana, compañera de piso, cuando realquilabas
una habitación para que te llegara el sueldo. Cuando regresaste me contaste que
tú amiga estaba embarazada y que tenía algún problema.
Unos días más tarde en el
sistema de control parental aparecieron unas imágenes muy curiosas entre la
multitud de dibujos de POKEMON. Una conversación del chat de Facebook. Las
copio.
La amplio para que se pueda leer el texto.
La contestación de Marta tampoco tiene desperdicio.
13 de octubre de 2011
Marta Cabezaso Hola Aneta:
Pero qué parejita más guapa. Clarita con ese punto intelectual de siempre y Javier en plan "chaval sanote". Se les ve a cada uno en la cara.
Yo estoy muy bien, sí, muy muy bien, con los coleteos del disgusto con la AECID. No te cuento los detalles porque son de un gilipoyas que no vale la pena quemar neuronas ni páginas con sus "anécdotas". Sólo una: harta de pedirles los datos de mi seguro médico internacional (obligatorio por el EStatuto del Cooperante) les llamo. Y me dicen que en el marco de las "medidas de austeridad" han decidido que hasta que no me incorpore no tendré seguro. Se lo dicen a alguien que ha tenido problemas de salud y lo necesita, no a cualquiera... Y bueno, a continuación se me ocurre llamar al seguro por si a caso y resulta que estoy de alta desde el día que firmé el contrato, como dios manda!!!!! Hay que ser mezquina e ignorante, ¿no? Cuerpo a tierra si las medidas de austeridad son de este pelo, ja, ja. Ayyyy, cuánta tontería tienen...
Por lo demás, ya pasé por la universidad con algún contacto prometedor, un convenio entre la UAM y la FLACSO del que espero chupar rueda y ganas de ponerme ya con la tesis. La casa la tengo casi montada, tenemos unas jaimas alucinantes en pleno salón, una chulada. Estamos realmente muy bien y se tercia disfrutar el momento. No voy a Brasil salvo que me den alguna opción de vuelta a Quito muuuy inmediata.
Bersos,
Marta
PD: Suenan bien esas escapadas, a por el holandés!!!
¡Que prisa se dio Marta en contestarte!
Después vinieron otros viajes a Estella. Nunca hubiera pensado que el sistema de control parental diera estos resultados. Yo me enteré en tiempo real, en las mismas fechas. Tú abrías el chat de Facebook desde mi ordenador. Recuerdas te pasabas media tarde visitando páginas de comercio electrónico y chateando con tus amigos. Tenías, que yo sepa dos páginas abiertas, una para los amigos de la “comisión de vacaciones” de la ULE, otra para los amigos personales, tres direcciones diferentes de correo electrónico. Vaya lio. ¿Para esconder, que? Desde el primer momento sabía y lo más curioso, no me importaba. Ya te entendía muy bien. Volvía la frivolidad, la misma que desde hacía muchos años me reivindicabas y que nunca había desaparecido de ti, intentando figurar, queriendo ser lo que nunca llegaste a ser, comprometiéndote solo con lo que a ti te interesaba, con lo que te ofrecía alguna ventaja personal, etc.
Y en Diciembre por el estilo.