LA ECONOMIA ERA….
En esos años nuestra económica se distribuía de la
siguiente forma:
n
Tú
pagabas la hipoteca de la casa de Villamandos (que era tuya) , la “luz”, los gastos de comunidad, y aportabas 200 € al
mes. (180 +60+80+200 = 520€/mes. También comprabas la ropa de los niños, cuando
se la comprabas.
n
Yo,
la hipoteca de León, y todo lo demás
(comida, pañales, comunicación (,nternet y teléfono), gastos extras
(tratamientos de Clara, tecnología para ayudarla, etc. ósea, todo lo demás). No
bajaba de 1410 €.. Protestar y pedir que revisáramos el reparto económico no serbia de nada. Tu nueva
situación de “lideresa de la ULE” suponía que “estabas muy ocupada” (palabras textuales) y no te preocupabas por
nada más. Lo básico, de una manera u otra, lo cubría yo. Más tarde, para el
juicio, pedirás a Ignacio (Secretario Provincial de CC.OO) un informe en el que diga que estabas muy
preocupada por tus hijos, que por favor te lo haga según lo pedías para presentarlo en el juicio. Solo faltó que lo
escribieras tú misma. Más tarde podréis leer el escrito de solicitad y el
“certificado” del “sindicalista”.
SOLUICIONANDO LOS PROBLEMAS DE CLARA
Clara había aprendido a gatear, pero no era capaz de
mantenerse de pie a pesar de la rehabilitación que la hacíamos tres días a la
semana un centro de León, Tú te enteraste de un método que no se practicaba en
León, el VOJTA, a través de una chala en la Universidad. Yo consulté con la
profesora de apoyo de Clara y me indicó a un compañero del colegio que ya
estaba siguiendo esta terapia, me hablaron muy bien de ella. El centro estaba
en Salamanca. Decidimos hacer una consulta de evaluación. Fuimos, y nos diagnosticaron algo así como que
Clara no tenía control cerebral de los músculos del tórax y que el tratamiento estaba muy adecuada a sus problemas, aunque era muy dura.
Iniciamos esta rehabilitación, brutal,
pero dio resultado. Cuando íbamos a
consulta, yo me quedaba con Julián, el rehabilitador y profesor de Universidad de Salamanca, me
enseñaba los ejercicios que debía hacer con Clara todos los días, hacia
fotografías de cómo eran los ejercicios , para reproducirlos en casa a diario. Eran durísimos, ¿Te
acuerdas?, tú no te atrevías a
hacérselos, se los hice yo. De Septiembre a Mayo del año siguiente. Clara empezó
a recuperar movilidad: comenzó a ponerse de pie.
¿Quién pagaba al Julio y las comidas o cenas,
meriendas (dependiendo de la hora de la consulta)? Íbamos dos o tres veces al mes. Recuerdas
aquella preciosa foto de Clara mirando entre las persianas de la consulta de
Julio, siempre te gustó mucho. Se los hacía sobre la mesa baja de la sala, yo
me ponía de rodillas, ponía una manta y sobre ella a esa mínima Clara,
espástica y sonriente conmigo y con todo el cariño del mundo la atenazaba sus
piernas, brazos, cuello, tórax, la
aplicaba una presión muy brusca en una zona dolorosa: talón, codo, etc., conseguíamos que tuviera un “espasmo”, una
reacción refleja brusca, a través de los
músculos del tórax. Era lo que queríamos. Otra consulta a la semana siguiente, o a los diez
días, para medir su capacidad de
reacción y nuevos ejercicios. Clara empezó a ponerse de pie. ÉXITO. Lo que
costó no lo sé calcular, pero siempre
pagaba yo.
Recuerdo en esos largos y frecuentes viajes a Salamanca en los que hablamos de todo,
recuerdo sobre todo dos. Uno personal, en el que tú decías que no te sentías
satisfecha en nuestra relación. Yo pensaba en nuestros hijos, Javier aun muy
pequeño y Clara con sus dificultades. Regresaba a la memoria la conversación
con Asún e intentaba controlar los sentimientos que se me surgían con el único
fin de sacar a nuestra familia adelante. Otro
día hablamos, sobre la posibilidad de crear una “empresa para generar páginas web”.
En esos momentos estaba empezando los negocios web, era un buen momento, y así conseguir más ingresos en la previsión una escalada de gastos por la situación de
Clara. Varias veces prometiste ayudarme, pero nunca pusiste
el más minino interés. La imagen que recuerdo de ti en esa época era la
de una chica, apoyada en el quicio de la ventana de la cocina, mirando al
infinito mientras que yo, con Clara entre mis brazos, coloreaba dibujos,
cogiéndola su manita con la mía y extendiendo colores sobre dibujos bajados en el ordenador, a base de repetir los trazos de las letras
escritas a mano. Tú decías que yo no entendía “tus necesidades”. Yo miraba a mis hijos, sobre todo a Clara y me
acojonaba, te lo intenté explicar. ¿Cuantas veces hablamos sobre ello? ¿Cuantas veces callabas?
¿Cuantas veces te ibas a ver la TV como respuesta? A mí me importaban Javier y
Clara. Yo me iba a la cama temprano. Tú te quedabas viendo la TV hasta muy
tarde. Alguna vez fuiste a la cama a las 5 de la mañana, cuando yo me levantaba
para estudiar, o seguías, dormida ya, frente al televisor encendido.
Clara
comenzó a ir al colegio, primero a la guardería de La Inmaculada, y después al
de “María”. Tú la llevabas tú por la
mañana y yo la recogía a la salida A Javier
como se quedaba a comer le recogías tú por la tarde o le sacaba tu madre,
que vivía muy cerca. Tú “trabajabas” y
yo hacía la casa, estudiaba un curso de
HTLM. Por las tardes, tú igual, en el quicio
de la ventana hasta que ibas a buscar a Javier y te quedabas hasta bien
avanzada la tarde en casa de tu madre. Mientras
yo intentaba que Clara se mantuviera de pie sin ninguna ayuda o abordábamos los
primeros conocimientos como cualquier niño. Clara se aficionó a los libros. ¿Has pensado alguna vez la
cantidad de libros que han tenido nuestros hijos?
Clara, como
consecuencia del reflujo esofágico que ha padecido en los primeros años de su
vida, comía fatal. Es la época de los
cuentos. Recuerda que para que comiera la inventaba un cuento diferente diario.
¿Cuántas versiones del cuento de Caperucita hice?. Después vinieron otros
personajes inventados por mí: El Caballero escudero, el Payaso Kiko, el perro
Azul, el Caballero Templario, todo para que se
distrajera durante la comida y se acostumbrara a no rechazar la comida.
MÁS REHABILITACIÓN DE CLARA
Había que resolver los problemas de
equilibrio de Clara, probamos en un centro de Majadahonda (NEOCORTES). A mí me
convenció mucho el método Doman que aplicaban. ¿Te acuerdas del nistagmos
(oculogiros) de Clara que la impedía prácticamente leer?. Fue la misma época. Yo
estaba buscando continuamente información de cómo funcionaba el cerebro y el
cerebelo para poder resolver los problemas de Clara. Imprimía informes bajados
de páginas médicas, te los comentaba y te los dejaba encima de la mesa de la
sala para que los leyeras, estaban semanas sin que los tocaras. Terminaban en
la basura. ¿Ese era el interés que tenías por tú hija? Eso sí, en aquel momento
tú jugabas continuamente al Tetrix en el teléfono móvil y nunca te faltaba el “porrín”
para dormir. Recuerdo un noche mientras quemabas una piedrina de hachís y me decías:
“me lo dio Asun, es afgano, muy fuerte, así que pondré poco”.
Comenzamos con el método Doman. Cada tres o cuatro meses
teníamos que pasar tres días en Majarahonda para la consulta en Neocortex. Eran
visitas de tres días cada una. En alguna ocasión Javier vino con nosotros. Con
el tratamiento Clara comenzó a mantener el equilibrio. Recuerdo esa primavera,
estando en la terraza de la Cafetería Universidad, al lado de casa, cuando
Clara hecho, en forma de exhibición, a correr por primera vez con esa forma tan particular y
rara producida por su lesión cerebral y también
dio el primer salto de su vida. Detrás había meses de rehabilitación en casa:
la silla giratoria, gateo, braqueación, rodar, bamboleo y bit de conocimiento.
Todo lo hacía y lo pagaba yo. Lo único que compartíamos era la emoción de verla
mejorar, porque el trabajo y gasto, no.
A partir de la metodología de los bits de
conocimiento, elaboré fichas para que
Clara empezara a leer, escribí 940 palabras en Power Point con letra muy grande, una palabra por ficha, organizadas
por familias y se las pasaba 3 veces al día. Empezó a leer por imagen, a la vez que ya en el C.P. Antonio Balbuena
la profesora la enseñaba de forma silábica. Tal vez eso tenga algo que ver con
lo bien que lee ahora y su facilidad para leer.
Tú seguías con algún otro juego y comenzabas a estar liberada, al principio,
como todos, por horas.
En esos momentos encontré una tesis doctoral
de la Universidad de New York, financiada por la ONCE, en la que relacionaba el movimiento de los
ojos con el sistema auditivo. Todos dirigimos la vista hacia el lugar donde
aparece un ruido. ¿Te acuerdas del programa que hice? Clara sí. Aparecían 8 dibujos, en la pantalla
del ordenador, cuatro del centro de los cuatro lados y otros cuatro de las
esquinas y que se movían en línea recta hasta el lado o vértice contrario. Clara los tenía que seguir con el dedo sobre
la pantalla durante un mes. Al mes siguiente a cada dibujo se le acompañaba con un sonido característico. En el
tercer mes se adelantaba el sonido unos instantes a la aparición de la imagen,
siempre el mismo sonido relacionado con la misma imagen y con el mismo lateral
o esquina donde aparecía. Clara comenzó a mover menos los ojos, comenzó a
necesitar tamaño más pequeño de letra para leer, comenzó a ver mejor y a
controlar con más precisión sus ojos. Hasta hoy. Tú, antes la pasabas los
textos a mayor tamaño. En primero de EGB. En segundo, ya no lo necesitaba
gracias a que comenzó a controlar el movimiento de sus ojos.