martes, 11 de junio de 2013

TU LIBERACION Y GASTOS


LIBERACION Y GASTOS



         En gastos seguíamos igual, tú con los 500 € al mes y cuando protestaba, contestabas iracunda “¡No sé qué haces con el dinero!”  Indudablemente, las mejoras de Villamandos se pararon. Yo me estaba empeñando mes a mes o en cada pequeña reforma. Mientras,  tú empezabas el periplo sindical “muy interesante”. Pasaste a tener cargos en  el sindicato. Miembro de la ejecutiva provincial del Sindicato de Enseñanza como responsable de Universidad (200 afiliados en toda la provincia y 30 en la Universidad).  Vaya mierda. Yo fui miembro de la Ejecutiva Provincial de CC.OO. – 9.000 afiliados y de la Ejecutiva de mi Empresa, solo en ella había tantos afiliados como tenía  tu sindicato en toda la provincia). Esa “responsabilidad”  te llevaba todo el día; sindicalistas liberados. Lo normal era que dos días a la semana tenías “guardias” o reuniones por la tarde, otra tarde te ibas, de compras, etc. Y yo con los niños: apoyando a Clara, a Javier, llevándole al cole, yendo a por él, llevándole a actividades extraescolares, regresando a recogerle, etc. Te llegabas a las ocho o nueve de la tarde a casa después de los cortitos con tus compañeros.

         Mi horario era, levantarme a las 5 de la mañana para estudia Dreamweaver (programa para generar página web), a las 8:00 levantaba a Clara y a Javier, les deba el desayuno y la llevaba a Clara al autobús del colegio, después a Javier al suyo. Hacía la casa, la comida, tendía la ropa, etc. (“marujón”, me llamabas llena de ira al final de nuestra relación). Recogía a Javier, esperábamos a Clara y les daba comer.

         Tú llevabas otro horario. Te levantabas a las 9.30 o 10 de la mañana y después de desayunar te ibas a tus “obligaciones de liberada”, a pesar de no tener horario, llegabas todos los  casi a las cuatro de la tarde. Ni una sola vez viniste a comer con los niños.

Clara  iba por primera vez al C.P. Antonio Valbuena. El primer año que asistió a clase en ese colegio, se cayó el techo de un aula de infantil. Se convocó una asamblea de padres y salí elegido para hablar con el arquitecto municipal. y después de una discusión bastante fuerte con el arquitecto en el despacho del director conseguí que modifiquen todos los techos del edificio de infantil. Al siguiente año conseguí que se hiciera una rampa para la evacuación del edificio de la Calle Sil ya que era un centro con niños con problemas motóricos y el en caso de un desastre no se podía evacuar a los niños con silla de ruedas. Salí presidente de la Asociación de Padres, Secretario Provincial de la Federación de Asociaciones de Padres y miembro del Consejo Escolar del C.P. Antonio Valbuena, durante seis años.  Todas las mañanas, después de dejar a Clara en su autobús  tomaba el transporte público, iba hasta el colegio de Clara, atendía al AMPA (Asociación de Madre y Padres de Alumnos). A las diez regresaba, hacia la casa, la comida, la compra, uff, lo de siempre. Hasta sacar a perro de paseo. Tú, con tus “responsabilidades de liberada”, que por lo que me han contado no eran solo sindicales no tenías tiempo para  apoyar en la familia. El agotamiento y el desprecio, el agotamiento, más tarde, casi me cuestan la vida.