ESTA ES LA ÚLTIMA CARTA A TI. PERO SERÁ UNA CARTA PÚBLICA. SE LA ENVIARÉ A TODOS LOS QUE EN ALGUN MOMENTO HAN ESTADO EN CONTACTO CON NOSOTROS PARA QUE CONOZCAN NUETRA VERDADERA HISTORIA. NUNCA MAS LAS PAREDES DEL UN HOGAR DEBEN ENCERRAR TATO SUFRIMIENTO Y TANTA MISERIA EN EL ALMA DE LOS QUE CON TRAMPAS, PREVALICACIONES, MENTIRAS Y DISCULPAS, LLENAN MUCHOS AÑOS DE SUS VIDAS APARENTANDO POR FUERA LO QUE NO SON PARA LOS SUYOS, NO SOY UN DESMEMORIADO, AL MARCHAR DE CASA ME TRAJE TODAS MIS AGENDAS EN LAS QUE CON BREVES NOTAS DE MI VIDA CONTIGO ESTÁ APUNTADO
Esta carta está
motivada por ese breve mensaje que me
enviaste al móvil el verano pasado, cuando pasaste por delante del cementerio
de mi pueblo donde reposan parte de las cenizas de mi padre, las que tú, aun
viviendo juntos, no quisiste llevar y que días antes, con mi padre moribundo,
me denunciaste por violencia de genero. Decías en ese mensaje, unos meses
después de que esto sucediera: “. Te quise mucho, lo sabes y me has dado dos
soles. Dejémosles seguir brincando.” Como siempre, la hipocresía por bandera.
NOS CONOCIMOS Y .....
Lo primero, me
quisiste mientras no había responsabilidades, mientras que la vida sonreía, tú
con un trabajo cómodo, yo liberado, con una ayuda económica procedente del
alquiler de mi piso, tú con tú casita de
Villamandos que pagábamos entre los dos. La reparamos, yo bastante más
que tú (hicimos la cocina – tú barnizaste los muebles que yo construí-, reparé las paredes que se caían de las
humedades, retejé para evitar las goteras, etc.
La verdad es que el precio que pagamos a tú amiga estaba hinchado, pero
no me importaba, éramos felices y habíamos caído en un pueblo en el que no
conocíamos a nadie, un pueblo de ventanas cerradas ¿te acuerdas?. Tú regalaste tú coche a alguien
de tú familia y empezamos a utilizar el mío, yo no tenía carnet, pero si coche. Un Niva con 24.000 Km cuando lo
empezaste a utilizar tú. Siempre llevábamos un pequeño equipo de acampada en
él, en alguna ocasión lo utilizamos de forma improvisada, allí donde nos caía
la noche. Era 1996. Este mismo año me
atropelló un coche, a las ocho y media de la mañana¸ cuando transitaba por la
acera camino al sindicato. La indemnización la cobramos en el 97 y también se
dedicó a Villamandos y a las vacaciones. Nos queríamos, éramos felices.
Fuimos a Portugal
y yo te enseñé, la provincia de León, que desconocías casi por completo (Babia,
San Emiliano, Lillo, Las Medulas, etc….).. Instalé la calefacción de tu casa de
Villamandos. Iba yo solo, en pleno invierno, a varios grados bajo cero, a perforar paredes de tapial a mano,
compré las herramientas, estuve un mes o
más yendo casi todos los fines de semana
en pleno invierno. Tú te quedabas en León, hacía mucho frio. Fuimos a Biescas
en Navidad y recorrimos los Pirineos durante el verano del 96. Yo era de las
personas más prestigiosas de la Ejecutiva provincial de CC.OO. , me movía por
toda la provincia y por la Comunidad de Castilla y León, dando conferencias a
los trabajadores para cambiar la “cultura sindical”. Dejé ese año, con el III
Congreso Provincial de IU, que presidí yo en el Hotel París, la Presidencia
Política Provincial de IU. El dinero era
abundante, seguíamos alquilando mi piso y teníamos dos salarios medios. Tú ahorrabas un
poco, pagabas la hipoteca de Villamandos, los gastos de comunidad del piso
alquilado de León (el alquiler lo pagábamos con lo que nos pagaban por el
alquiler del mío. Todo lo demás yo. Mejoré mucho Villamandos.